Puede que no haya fotos de este viaje,
pero quedan los recuerdos en la memoria,
las imágenes en las retinas,
los sueños, y las emociones.
Queda tu voz, como siempre, en mis oídos,
tu nombre grabado en mi pecho,
y en mis dedos, cada detalle
y el olor a vainilla de tus cabellos.
Aunque me vuelvo solo,
te traigo conmigo,
y cuando estoy contigo,
quizás gire el mundo,
pero poco importa...
Y cada noche, antes de dormir,
le hablo a la luna, y me bebo alguna estrella,
para soñar con tu boca, y mi boca enredada en tu pelo,
y despertar con la luz de tu mirada
que me llena de ti al atravesar la ventana...