29 marzo 2006,03:29
Y llovía...
Me sonaste en un bolsillo,
me pediste fuego,
me dedicaste una sonrisa,
y me diste un beso.

A ritmo de rumbas
iba muriendo mi otro bolsillo,
mi mirada se había perdido
entre el techo y algún cuadro,
o entre los pasos de la gente
alegres bebiendo y fumando.

Recuerdo cómo me besabas,
mas yo no era capaz de mirarte,
la luna se escapó del cielo,
iba cayendo la noche
y poco a poco te fuiste consumiendo.

Bésame otra vez
que mi corazón se ha muerto
y mis pulmones no saben de amor.

Bésame otra vez
yo te enciendo si hace falta
pero calma este dolor.


 
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23 marzo 2006,02:56
Mi corazón
Quizás todo esto sea culpa mía, debí arrojar mi alma a los infiernos cuando vi que me dolía, pero ya es tarde, no puedo abrirme el pecho y meterle fuego a mis sentimientos, no puedo o no quiero, y mientras intento comprenderlo siento como si me estuviera muriendo.
Quizás sea tarde para invitarte a una copa y susurrarte al oído que nunca he dejado de pensar en ti, tarde o tal vez no ha llegado el momento, y aunque es algo que ya sabes, es mi mirada la que aún no te lo ha contado ¿quién sabe si te lo hubiera contado antes dónde estaríamos ahora? Yo seguramente durmiendo, soñando, viviendo, aunque como siempre, puede que me equivoque, últimamente es lo único que hago.

Nunca debí intentar volar, pero este no es el momento más adecuado para darme cuenta. ¿Ves cómo últimamente lo único que hago es equivocarme? Y por querer volar con unas alas resquebrajadas ahora estoy a merced de un vendabal, ni yo sé dónde voy a acabar.
He deseado quemar mi corazón, y con él, mi alma, en la primera hoguera que viera y llevar las cenizas a ese sitio al cual el viento llevó nuestros besos. Pero entre tú y yo: no cambio por nada del mundo esto que por ti siento, y ahora llámame gilipollas, si no lo haces tú, lo hago yo.
 
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22 marzo 2006,17:16
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Like an empty bottle
Like an empty glass
Like an empty heart
Cause you don´t need me
But I need you
Cause you don´t love me
But I do
Empty
Like a glass of gin
Cause I´ve drunk it all
Empty
But it doesn´t mind
Nighmares anyways will come

 
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21 marzo 2006,18:18
Eres vida...
Vida

Vida

Vida

Vida

Eres vida

Y yo me quiero morir

Morir

Morir

Morir

Morir
 
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,16:55
Sobre la SGAE (Sociedad General de Autores Esperpénticos)
Bochornoso, esa puede ser una palabra que defina un suceso de este tipo, una de las noticias ya la conoceréis seguro, la de la frikipedia. Os lo resumo en escasas líneas: un chico tiene (tenía) una página (la frikipedia) y en ella, al igual que en la wikipedia, son los usuarios, nosotros, todos, los que añaden definiciones en la página. Parece ser, que algunos usuarios colocaron unas definiciones un tanto humorísticas y satíricas sobre la SGAE (no las pondré aquí no sea que me cierren a mí también la página) y ésta ha pedido entre 9000 y 12000 € por haber manchado su nombre. Y ahora me pregunto yo: ¿No manchan más su nombre atacando a un pobre chaval que no tiene culpa de nada? Sinceramente, yo a esta Sociedad no la entiendo, quieren que no se pirateen discos de sus autores ¿no? (tenéis que ver la lista de los autores; Ramoncín, el Fary...), pero en lugar de perseguir la piratería han impuesto un canón a todos los cd´s vírgenes que se venden en España, de un tiempo para acá, estamos pagando más dinero por los cd´s, dado que según ellos, éstos cd´s se utilizan para piratear. Da igual que uses el cd para jugar a tirarlo y cogerlo, o para llevarte al perro al parque y tirárselo como si fuera un freesbe, según ellos, lo usarás para piratear música o cualquier otra cosa pirateable. Si utilizas un cd para hacer un trabajo, ellos se llevan dinero, si utilizas el cd para llenarlo de fotos que tú has hecho, ellos se llevan dinero, si no haces nada con los cd´s, ellos se llevan dinero. Esto más que una Sociedad empieza a parecerse a un grupo de peseteros, gente poco acostumbrada a trabajar que de alguna manera tiene que llevar comida a casa (y lo que no es comida) y encima hay quien los apoya.
Os dejo aquí un enlace interesante, aparece una propuesta para hacer frente a esta Sociedad General de Autores (Esperpénticos)
Particularmente, si me encanta un autor, y graba un disco que me gustaría tener, me lo compro, si simplemente tengo curiosidad por escuchar una canción o me gusta, pero no el disco entero del autor, es evidente que no me lo compro. Conclusión: la venta de cd´s originales no va a aumentar por mucho, pero claro, cuando se descubre que eso es así, hay que buscarse otras formas de ganar dinero (Demandando a gente que no tiene culpa de nada, gravando los cd´s porque los vamos a usar para piratear, en fin, maneras tristes de ganarse la vida a mi parecer) Y digo yo; los autores se llevan dinero vendiendo discos, los autores se llevan dinero dando conciertos y giras, y ya con eso creo que va bien bien. El que no tenga dinero para comprar un cd o ir a un concierto, o simplemente no le salga de las santísimas gónadas comprar el cd y prefiera bajárselo, es lo que hará, así es la vida, y no va a cambiar, pero claro, los autores que no graban un disco desde que Jesucristo usaba pañales, o no venden tantos cd´s como quisieren, o simplemente quieren algo más de dinero, tienen que sacarlo de algún sitio, y son cantantes, así que de trabajar nada, a gravar los cd´s y punto coñoya, que seguro que los usan para grabar el Torito Guapo o los conciertos de Ramoncín en los que le meaba al público.
LA SGAE (SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES [ESPERPÉNTICOS]) SE LLEVA DINERO AL BOLSILLO POR CADA CD QUE COMPRAS SIN IMPORTAR PARA QUÉ LO UTILICES, QUE DE ALGO TIENEN QUE VIVIR LOS CHORIZOS, HOMBRE.
A ESTE PASO TE ENCASQUETAN UNA MULTA POR SILBAR ¬¬
 
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16 marzo 2006,15:15
Soledad

Lloraré mi muerte austera
y ahí estará mi soledad
lloraré a mis quimeras
y no vendrá nadie más

Vendrá la bruma a este lar
vendrá el viento a rezar
y los cipreses se alzarán
y cogeran sus raíces mi alma
y nadie lo impedirá

Se acercarán las golondrinas;
la brisa las llevará,
y vendrán rosas y amapolas
mas no serán de tus manos
ni sobre mi tumba posarán.

Vendrá el otoño y el silencio
la armonía y la primavera
la tempestad y el recuerdo
y seguirás ahí, compañera
para regalarme versos
para beberte mis penas.
 
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11 marzo 2006,14:09
Resucitar
Subir de las nubes,
caer,
sentir el viento,
sentir vida,
matar el tiempo,
sentirse vivo,
tocarse libre,
disfrutar el momento.
Luchar contra el aire,
atravesarlo sin miedo;
sin alas,
sin paracaídas,
sin motivos,
y caer al mar;
metros y pies de profundidad
te separan del oxígeno
que no te pudo parar,
y besas a los peces,
y bebes agua con sal,
y respiras donde no puedes,
y buceas en la oscuridad,
y te giras en la nada,
y coges impulso al aletear,
sales a la superficie de un salto
y sólo te rodea el horizonte y el mar.

 
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10 marzo 2006,02:00
¿Cómo surgieron los abogados?
Hace mucho, pero que mucho tiempo, allá por el 1000 a.C, en Roma, Servio Tromulo le escupió a Pabulus Urcapion, éste, no contento con la actuación de Servio decidió tirarle una piedra, que golpeó su cabeza y lo dejó tonto para los restos. Al llegar Servio a su casa y verlo su madre, le preguntó que qué había pasado, y éste se lo contó, su madre, le dijo que fuera a por Pabulus y le tirase otra piedra. Aquí es donde aparece la figura del juez, un espabilado que saltó de repente de no sé sabe bien dónde y dijo que aquello no estaba bien, preguntó a ambas partes lo que había ocurrido y tomó la decisión de castigar a Pabulus a 1 mes en el calabozo, dado que aunque el otro le había escupido, el daño que Pabulus le había ocasionado era desmesurado en comparación con el simple escupitajo del otro. Este juez se hizo famoso y escribió leyes según los casos que iban apareciendo, se llamaba Quincio Romeus. Años más tarde, surgió la figura del abogado, un hombre con carácter, soberbio, frío y honrado pero dentro de lo que cabe estaba genial, pensaron entre todos que los ciudadanos de su gran imperio debían tener derecho a defenderse, y así fue. En cada litigio había un abogado para el demandante, y otro para el reo. Los abogados presentaban las pruebas que tenían, daban su charlita y tal, se iban a beber unas cañas mientras el juez determinaba el veredicto y después éste lo dilucidaba ante la plebe. Un día llegó al juez un caso parecido al de Pabulus y Servio, en este caso el demandante se llamaba Pobrulus Puentimus, y el reo Ricus Maximus. Aquí es donde aparece la poca vergüenza. Ricus Maximus pagó a 3 abogados de los mejores una gran cantidad de dinero y Pobrulus Puentimus tenía un abogado de oficio con ojeras y pinta de borracho. Llegó la hora del juicio, llegó la hora de presentar las pruebas. Bla bla bla, atenuantes, bla bla bla, inocente, bla bla bla, dinero shhhhh, bla bla bla. El abogado de Pobrulus: herida en el pecho, míralo, pero si lo ha dejado tonto. Silencio en la sala, cuchicheos, billetes por debajo de la mesa shhhhh. Veredicto: fallamos a favor de Ricus Maximus, Pobrulus Puentimus tendrá que presentar más pruebas, bla bla bla, en caso de no hacerlo, tendrá que pagar una multa por haber interpuesto una demanda falsa, bla bla bla. Se levanta la sesión. Ricus Maximus se lleva a sus abogados a tomar una cañas y se lo pasan genial. Pobrulus Puentimus murió horas más tarde del juicio por desangramiento. El abogado de Probulus se dio a la bebida y siguió llevando algunos casos, pero nunca olvidará a Pobrulus, con una herida mortal en el pecho, sin haber hecho nada, ¿qué más pruebas quería el juez? ¿qué le habrían dicho los otros al juez para que no condenara al culpable?
Una tabla de marmol encontrada años más tarde en el despacho de aquel juez decía: Ricus Maximus es el dueño del casino, de la fábrica de cerveza y de la casa de putas, si lo detiene se acabaron los vicios.
Fdo: Los Abogados de Ricus Maximus.
P.D: Está usted invitado a una noche en la suite del hotel del casino, habrá cerveza y chicas.

* Esta historia no es real, es un simple desvario de un joven aburrido sometido a las inimaginables torturas que inventan 7 profesores de su Universidad.
 
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09 marzo 2006,12:20
Adiós

Donde mueren los sueños... empieza la realidad, pero ¿dónde nacen los sueños? ¿por qué nacen los sueños y las ilusiones si después no se cumplen? Él intentaba volar, él intentaba alcanzar sus sueños, pero cada vez que lo intentaba, caía al suelo sin remedio. Las lágrimas brotaban de sus ojos como gotas de agua de las nubes. ¿Para qué seguir sin ilusiones ni nada por lo que luchar? La sangre caliente que corría por sus venas se había convertido en el ácido de aquellas palabras que él intentaba combatir con los buenos recuerdos que de ella aún flotaban en el aire, pero el ácido consumió todas sus espadas y amenazaba con atacarle, noche tras noche, sueño tras sueño. Te quiero. Ya no te quiero. Te quiero. Ya no te quiero. Ojalá y todo fuera como antes. – Pensaba. Se encendía un cigarrillo y se llenaba el vaso de ginebra, así pasaban las horas, así conseguía dormir, hasta que una nueva pesadilla le hacia despertar empapado en llantos de sangre y dolor. Ansiaba abrazarla, darle un beso, sentirla entre sus manos, perderse en sus cabellos, sumergirse en su mirada, desaparecer en su cuerpo. Nada de eso podría volver a hacer, y lo sabía, aunque no dejaba de pensar que algún día quizás las cosas cambiarían. Tenía esperanzas, tan pequeñas y frágiles como mariposas sin alas, pero ahí estaban, aguardando al momento, acechando su sombra, persiguiendo su sueño: estar con ella, más allá de la vida, más allá de la muerte, amarla eternamente. No era capaz de comprender la vida sin ella, sin ella a su lado para compartir todo lo poco que le quedaba después de tantas heridas y fracasos. Su corazón se desangraba y su alma iba muriendo al compás de las parsimonias campanadas del reloj, se encendió otro cigarrillo y llenó el vaso de ginebra, quizás pudiera así tocarla, sentirla, beberla. A las 3 de la mañana sonó el teléfono, era ella, quería felicitarle el día de su cumpleaños y no lo había podido llamar antes. Felicidades. Felicidades. Felicidades. Ni una muestra de cariño, nada de amor, como si nada hubiera pasado entre ellos. Por un momento pensó que al despedirse saldría de su dulce voz un te quiero, o un beso, algo que le hiciera revivir, pero sólo lo felicitó, le dijo adiós y colgó. Te quiero. Te quiero. Te quiero. Pero ya había colgado, y lo que soñó en sus labios sólo estaba en su cabeza y en su boca. De un trago se bebió lo que le quedaba de ginebra y se terminó de fumar el cigarrillo. Sobre la mesa había un revolver que jamás había pensado usar, cogió el teléfono y marcó el número de su amada. Te quiero. Te quiero. Te quiero. Yo ya no te quiero. Yo ya no te quiero. Yo ya no te quiero. Se acabó. Con el teléfono aún en la mano agarró el arma. Siempre te amaré. Adiós. Al otro lado del teléfono se escuchaba la voz de ella preguntando. ¿A dónde vas? ¿Cómo que adiós? ¡Eh! Pero ya era tarde. Al escuchar el disparo ella se echó a llorar, pero ya era tarde, aunque ella aún sintiera algo por él.

 
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07 marzo 2006,16:43
Pedazos de alma
Te doy mi corazón malherido
para que se lo vendas al diablo,
que lo queme en ácido y alcohol
que lo queme, que me hace daño.
Te doy mi corazón malherido
para que te quedes con mi amor,
después llévalo al infierno,
así arda allí mi dolor.

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Corre por mis venas el ácido de tus silencios
corroen mis entrañas tus ausencias y tus penas
y no es que te ame; te odio
pero sin ti no podría vivir
ni tendría mi vida sentido

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Arden mil infiernos en mi corazón:
es la ausencia de tus besos,
es la ausencia de tu cuerpo,
es la ausencia de tu amor.
 
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03 marzo 2006,19:00
La paloma
Desde las aceras hasta las ventanas de los más altos edificios olía ya a Primavera, y es que ya había llegado la Primavera. Las terrazas y los patios embriagaban el barrio con aquel agradable aroma que tras el Verano siempre se va. La gente paseaba por las calles sonriendo, agudizando el olfato para disfrutar del perfume, aunque de vez en cuando se veía a alguien estornudar a causa de la alergia. Él lo observaba todo a diario en esa estación del año, se subía a la azotea para contemplar el paisaje de arriba a abajo, miraba al horizonte, la gente transitar por las calles, los niños jugando a la pelota, las niñas saltando la comba. Tenía además la ventaja de que aquella azotea era una de las más altas, lo que le permitía ver también a la gente que estaba en el parque; abuelos dándole de comer a las palomas, madres detrás de hijos rebeldes, soñadores montados en los columpios. Soñadores montados en los columpios... a él le encantaban los columpios, siempre que iba al parque se montaba, y tenía la ilusión de ir algún día al lado de su amada, competiría con ella para ver quién llegaba más alto. Hasta el cielo, hasta el cielo – Pensó – Dirigiendo la mirada al otro lado se encontraba con la carretera; coches llendo y viniendo, aunque más tranquilos que en cualquier otra estación del año, sin duda alguna era el colorido de los jardines el culpable de que alguna que otra persona llegara tarde a su trabajo, se respiraba paz y sosiego.
Algo le hizo aproximarse más al bordillo y mirar abajo.

- ¿En qué piensas?
- En ella.
- No te quiere, lo sabes.
- Sería hermosa la Primavera a su lado.
- Sí, pero debes aceptarlo, nunca pasarás una Primavera a su lado.
- Podré montarme con ella en los columpios, y jugaremos a ver quién llega más alto, juntos llegaríamos al cielo.
- ¿Qué es eso que has sacado del bolsillo?

Sacó una petaca de su bolsillo que abrió con las manos temblorosas aunque vaciló a la hora de tomar un trago, el cielo le miraba asustado y las aves se habían alejado del lugar, sólo una pequeña paloma blanca se había atrevido a abandonar su bandada para posarse en el tejado del edificio. La paloma fijó sus ojos en los de él y él le dedicó una amable sonrisa, guardando con ella la petaca en su bolsillo. Bajó a su casa a coger un poco de pan y subió de nuevo a la azotea, allí seguía el animalito, por alguna extraña razón no se había movido de aquel poyete. Él migó el pan y se lo acercó.

- Me encantaría poder volar. Como tú.

La paloma se subió en su mano y siguió comiéndose las migajas de pan. Cuando terminó se le quedó en la mano por unos instantes, hasta que cogió la petaca. Al coger la petaca, el animalillo se posó de nuevo en el poyete.

- Me encantaría poder volar. Como tú.

De un trago se bebió el contenido de la petaca, y la paloma dejó de mirarle.

- Voy a volar, voy a volar como tú y escapar de esta pesadilla.

Miró al vacío, ya no le asustaba tanto, iba a volar.

- No puedes volar, lo sabes.
- Verás como sí puedo. – Dijo titubeando.
- Te matarás.

Dejando un pie en el aire miró de nuevo a la paloma, pero ésta estaba volando ya, no quería ver lo que iba a pasar.

- Ahora subiré.

Colocó los brazos en cruz y cerró los ojos al saltar... la paloma se lanzó en picado a cogerlo, con ella iba un ángel de frágiles alas y mirada ilusionada. Consiguieron rescatar su alma y llevarla al cielo, pero su cuerpo no pudo volar.


 
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02 marzo 2006,10:15
Noche roja
- Muchachito, ¿se puede saber qué haces a las 5 de la mañana vagando por el pasillo?
- Nada, no podía dormirme.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí, no te preocupes, ya se me pasa.
- ¿Seguro?
- Sí, voy a la cocina un momento a por agua, tengo sed.
- Voy contigo.
- No, no, quédate en tu habitación, no tardo.

Por el camino se encontró con su sombra vestida de negro que le siguió hasta la cocina, allí abrió la nevera para coger agua y sacó un vaso del aparador. Olvídame. Olvídame. Olvídame. Eran las palabras que sonaban en su cabeza y no le dejaban dormir. NO TE QUIERO. NO TE QUIERO. NO TE QUIERO. El vaso se le escapó de las manos cayendo estrepitosamente al suelo.

- ¡¿Qué ha pasado?! - Le gritó su amiga.

Él no podía contestar, no escuchó a su amiga, y aunque la hubiera escuchado, había perdido ya la voz. Machacó los cristales uno por uno, y los metió en otro vaso. Amiga. Amiga. Amiga. Los ángeles cuidarán bien de mí. - Pensó. ¿Existen los ángeles? Vamos a comprobarlo. Sacó del armario de la limpieza una botella de lejía que volcó en el vaso donde había echado los cristales... cuando su amiga llegó a la cocina asustada.

- ¿Qué estás haciendo?
- Quiero saber si existen los ángeles.
- ¿Y qué será de mí si te vas?

Su sombra se fue de la cocina y lo dejó hablar a solas con su amiga, ella era su sentido común, siempre conseguía arreglarlo todo, y calmarlo. Pero esta vez le iba a costar más trabajo, el golpe era demasiado duro, y aunque no se lo dijera, ella sabía que llevaba noches sin poder dormir, que había pensamientos que no le dejaban ni a sol ni a sombra, y le estaban comiendo el espíritu y el alma a dentelladas sin piedad.

- No lo hagas. - Le decía.
- Lo siento, pequeña, no puedo vivir así, mírame.
- Tú me dijiste antes que se pasaría.

Olvídame. Olvídame. Olvídame. Ya no te quiero. Eran las frases que seguían martilleando su cabeza. Echó a su amiga de la cocina y cerró los ojos, poco a poco las frases se fueron disolviendo de su mente, y justo antes de olvidarlas por completo llegó su sombra para hacerle compañía. Cayó al suelo sin hacer ruído apenas. Mientras los cristales y la lejía le trituraban el corazón y el estómago fue capaz de articular dos palabras; La amo, la amo, la amo.Su sombra se vistió de rojo, y la soledad llegó a la habitación para tranquilizar a su amiga, que no dejaba de llorar. Lo mataron los recuerdos y los inevitables pensamientos que por su cabeza y su corazón jugueteaban a todas horas. Esta vez no había solución, su amiga y su sombra lo sabían, y su soledad no quería decir nada, aunque ella era consciente de las interminables horas que había pasado con él calmando su llanto y secando sus lágrimas. No había otro amor, él no quería otro incierto amor, ella era su único amor, y la había perdido para siempre. Su soledad le cerró los ojos y se fue con los demás de la cocina.
 
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01 marzo 2006,01:12
Versos para I. IV
Podrás o no secarme las lágrimas:
con las yemas de tus dedos,
con el aroma de tus abrazos,
con el perfume de tu pelo.

Podrás o no vestirte de sonrisas,
de jazmines y azucenas,
de rosas blancas y rosas,
con mis silencios y mis poemas.

Podrás o no subir al cielo:
de mi mano o a caballo,
despierta o en sueños,
a buscar tranquilidad,
o a perseguir luceros.

Y encontrarás estrellas incandescentes,
tan ardientes como el fuego;
esas que algunas noches
encendí con tus manos
mientras tocaban mi cuerpo.
Esas no dejarán de brillar,
nada podrá extinguirlas,
como nada te sacará de mi corazón,
salvo que me abran el pecho
y me quemen el alma.



Sonrío por y para ti.

 
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