Soy un plano de metro ambulante,

trepo árboles y enseño a trepar,

no me importa sentarme en el suelo,

ni alzar la vista al sol y al cielo.

Soy el ángel negro que nunca llegó a morir,

la pluma y la espada que siempre logran resistir,

un gato callejero que va de tejado en tejado,

el licor de una botella imposible de abrir.

¡Campanas, acordes de metal!

¡Vientos de cambio, revolución!

El diablo ha perdido la batalla,

pues al infierno y al cielo

he vencido con el corazón.

Culpa mía ha sido traerte a mi habitación,

pero no podemos hacer el amor:

mis labios tienen otro sabor,

y otro color el aroma de mi piel.

Mis besos serán azules y no blancos,

mis plantas florecerán en Invierno, no en Primavera,

mis abrazos olerán a otra mujer, infinita.

Esta es mi condena y mi atadura,

mas tú no cargarás con ella.

Esta es su libertad, y esta, mi tortura:

con los pies sujetos a la vida,

mis dedos apuntan a la luna.

¿No te das cuenta niña?

Escribo con éste, su regalo,

y cada verso tiene su nombre.

Grabada está su huella en mi corazón,

y el roce de mis dedos,

sería para ti un áspero arañazo

en el centro de tu depresión.

regalo la fuerza de mis dos hombros.

Por una simple sonrisa,

derrocho el aura de mi corazón.

Y hoy, al igual que ayer,

allí donde alguien se derrumbe, estaré;

allí donde una mano necesite otra mano, estaré;

allí donde cruzar un puente sea imposible, estaré;

allí donde se pierdan y encuentren los sueños;

allí donde todo lo pueda Amor.

Estaré donde se apague la luz y vede todo la oscuridad;

porque aunque no pueda arrancarme los ojos,

puedo enseñar a ver;

y aunque tampoco puedo estirparme los pulmones,

siempre hay un lugar donde se respira mejor.

de peldaños infinitos, imposibles, insufribles;

dos maneras hay de alcanzar el cielo:

la locura es la primera,

la segunda, amar hasta la muerte.

En dos direcciones circula la vida,

morir y dejar de vivir,

queda el alma libre, y cuanto hayas construido perdura

cuanto hayas destruído, perdura

y cuanto hayas amado, pervive.

Se desvanece aquello que jamás hiciste,

las limosnas que nunca diste,

la verdad que no quisiste contar,

el monte al que no subiste,

y las flores que no quisiste regar.

Eres mi cruz, aunque invisible,

el alambre de espino que me maniata y me amordaza

y que puedo sentir despierto y dormido;

mi angustia eres tú y mi única verdad,

luz y oscuridad.

Quise hacerte desaparecer,

quisiste huír lejos del calor de mi alma.

Dime qué haces aquí otra vez,

Dime qué hago yo aquí otra vez,

¿Buscas matarme? Ya me hiciste tiritar.

Ya no te quedan razones que te eximan de culpa,

al verte me sentí doblemente solo,

me palpitaron las manos y me tembló el corazón.

Y ahora presiento que lo voy a perder todo de nuevo,

pero el silencio, más de lo que debía, habló.

Te he odiado, y te pido perdón

te he extrañado, y te pido perdón

te he recordado, y te pido perdón

y aunque me hiciste llorar,

yo te quiero amar.

Cada caricia que me da, la siento tuya, tan tuya como cada beso que me niegas.

¿Qué importa si esa otra mujer no existe?

¿Qué importa si quiero estar contigo?

Ya, ya veo que no importa.

Menos me importa a mí.

Me quedaré con el recuerdo del sueño.

Con las hojas de Otoño que raúdo se acerca.

Con las vistas del rascacielos al que nunca quisiste subir.

¿Qué más da si te quiero?

Sólo somos amigos, desde cualquier ángulo de un prisma cualquiera.

¿Qué más da si me muero por poder sentirte a mi lado otra vez?

Nada, eso es todo, nada

Y la complicidad una simple ilusión

Un espejismo fabricado por un duende que murió hace 21 años

Ya sale la luna.

Ya esconde al sol con su manto blanco y gris de luces incandescentes.

De sus rayos tomaron el brillo tus ojos.

Ya salgo, ya se me abren las ventanas.

Otra noche más he de salir a aullar.

Con los pitos y las flautas, piso mi santa casa a las doce de la noche, y ahora tengo que ponerme a pensar… con lo mal que se me da a mí eso, pero bueno, una promesa es una promesa y mi palabra es la ley.

Para empezar, reniego de ese angelito que te sale justo encima del hombro en el que no está el diablillo, sí, sí, me has oído bien, a ese no lo quiero volver a ver. Que somos los mejores al tute, eso no nos lo quita nadie.

Reincidentes ¿Y a mí que coño me importa? También tendré yo la culpa de que cada vez que te vea aparezca en mi hombro izquiero un trabubu con cuernos y rabo que dice… (censurado) o (sobran las palabras)

Total, que ha sido un finde de los que a uno le gustaría que se hicieran eternos, aunque hubiera estado mejor que te hubieras quedado con nosotros cuando nos pusimos a jugar a los piratas (piénsese bien) hubiera perdido igual. Como tú bien dices, hay tontos con suerte, y otros tenemos la suerte de ser tontos o algo así.

De todo me quedo con tus besos, me descalzo del escaso ingenio que estoy derrochando en el post, que espero tenga remedio. Tal vez si me pongo whisky y medio y tú me vuelves a besar.

Me quedo con los buenos recuerdos, los buenos momentos, las partidas ganadas, las perdidas, el sabor del pastel de queso, en tus labios; con cada mirada, cada silencio, el chapuzón en la piscina, los sueños, la imagen del campo de batalla donde mandan las caricias, me quedo con el aroma de tus ojos, con el sonido del aire rozando tu piel, con el paseo por las nubes, con el caballo de cartón, con la ternura con que me miras cuando no te puedo ver, cuando aporreo la guitarra, cuando duermo sin querer; me quedo con muchas canciones, con cada pensamiento, con cada foto, con cada soplo de viento, con cada banco, con tu voz que suena cuando tu boca no se abre y nadie te puede oír. Y es que colecciono billetes a ninguna parte.

Sobre el mar,

sobre el mar que argenta las olas,

y las remata con bordes blancos

de espuma y aureos brillos del sol.

Sobre el mar,

caminando, nadando,

montado a lomos de los delfines

que colman de ilusión los ojos de los navegantes.

Sobre el mar, que tan lejos queda de mi ciudad,

sobre el mar,

montado en un caballo de blanco cartón,

te iré pronto a buscar...

Diana, Diana, haz de tu reino un Universo,

que tu cándida luz llegue a mi Imperio de noches en vela,

que tu escueta elocuencia abra las puertas a los desamparados,

que tu inocencia abrase los corazones que para siempre se cerraron,

que tu belleza ciegue los ojos de aquellos revestidos de herrumbre,

que tu imparcialidad haga mella en tu amada tierra.

Diana, esclava de tus esclavos,

fuente de inspiración, madre de tantos lunáticos y suicidas,

llévame esta noche más cerca de ti,

tú, que todo lo sabes, tú, que todo lo sientes,

tú, que posees la gracia y la virtud de dar alas y cortar el viento,

ámame esta noche como si en ello se te fuera el aire.

Sobre el mar,

sobre el mar, ámame hasta perder el sentido,

hasta que las olas se paren,

hasta que vuelvan a embestir a la soledad del crepúsculo,

ámame porque te iré a buscar,

ámame porque sólo tú me eres incondicional,

ámame porque el mundo está en guerra y busco paz.

Que no haya amor más puro en la tierra que el nuestro,

que no haya más fuego en el horizonte que el tuyo y el mío,

que deslumbre a ondinas, dríades y sílfides,

al mismo Apolo y a Poseidón,

y que de nuestra unión, renazca la Primavera que murió.

Eres el sentido de las lágrimas que no derramo,

de las oscuras noches que ya no paso sin dormir,

de mis nuevas alas, de mi fiereza y mi resurgir,

del renacer del Imperio de Diana que reclamo.

Pereció contigo Tánatos, y alegre lo proclamo,

Hades perdió la batalla, Démeter volvió a sonreír,

se marcharon los sueños en que me asfixiaba vivir,

y el fuego de Prometeo se ha sometido a mi único amo.

No serán de los vientos las proezas, ni mía es esta guerra,

murió Calígula, mas viva sigue la iniquidad,

y Perséfone dolida, busca la paz en la tierra.

Las Horas preparan el juicio contra la humanidad,

la caja de Pandora preside sin saber qué encierra,

y ya Eros muestra blancas flechas que rezan equidad.

por las copas de menos y las de más,

por las risas que se nos escapan sin un porqué,

por los vagones que faltan por conquistar,

por los tantos acordes rotos y vueltos a pegar,

porque no acabe nunca la fiesta.

Porque Bris no pase un día sin vacilar,

porque los ojitos de Irene no dejen de brillar,

porque Gina no cumpla ni un año más (aunque seguirá igual de linda),

porque José siga siempre igual.

Porque el chófer del metro pare siempre que levantemos el dedo,

por el afán y la capacidad de hacer que todo el mundo se ría con nosotros,

porque nunca se quede sin cobertura el zapato de la pelirroja,

porque no tengamos necesidad de echarnos de menos,

mas sabed que si en algún momento lo hacemos,

estaré con vosotros al igual que vosotros conmigo.

Porque sois los mejores,

porque me sale de los cojones,

porque no doy explicaciones ni os acepto las gracias,

ni siquiera por este post.

Seguiré dandoos los pitis encendidos (la costumbre la cogí de Eva)

seguiré gritando libertad con mis alas expuestas al sol y al viento

respiraré de vuestra mano aunque no estéis

y cuando sienta que una lágrima se me va a escapar

recordaré el parque de bomberos, el psiquiátrico, Babilonia,

los trabubus… y os diré: salgamos a comernos la calle, amores.

Porque ésto no acabe nunca,

porque la Primavera siempre llega a Madrid

porque nos queda siempre tanto por hacer y decir…

que a veces con una sonrisa basta.