Penetraré en tus sueños,
casi sin verte, casi sin que tú me veas.
Acariciaré tus cándidas manos
y las cogeré como quien coge una rosa:
son esos los detalles que delatan.
No te darás la vuelta, ya sabrás que soy yo,
y tú preferirás cerrar los ojos sin más.
Sentirás mis dedos,
recorriendo suavemente tu piel,
mis labios buscando tus caprichos,
mis dientes mordiéndote,
ahí donde pierdes el sentido.

Luego penetrarás en mis sueños,
vestida de inocencia y vergüenzas,
y me repetirás una y otra vez,
con las mejillas del color de las fresas:
ojalá se hicieran realidad los sueños,
pero no, ya bien sabes que no puede ser...