¿A quién voy a negarle que con quien sueño es contigo?
¿A quién voy a negarle que eres tú la mujer de mi vida?
A nadie, y menos a mí mismo; que dolor, que daño.
Por lo que pueda pasar, te amo a ti y quiero estar contigo,
aunque la posibilidad sea de una entre infinitas,
aunque tuvieran que ponerse de acuerdo dioses confusos, dioses sin cielo.

Por todas las velas blancas encendidas,
por toda la gente que piensa en ti y en mí,
por todos aquellos que nunca han visto a R.M Gómez feliz,
por ti, que te miras cada mañana al espejo y sales a la calle comiéndote el mundo,
(si es que estás para comerte)
por los amores que matan,
que nunca mueren,
porque a veces dar un paso atrás puede implicar avanzar,
porque tenemos tanto en común…
porque a quien quiero llevar a París es a ti,
porque por ti mato y por ti muero y eso no me lo quita nadie,
porque tú tienes razón siempre, pero también corazón,
por mi bandera blanca que tanto me gusta alzar,
por mi buque de guerra anclado donde Cristo perdió la gorra,
por mi velero verde lleno de esperanza y de agujeros por los que a veces ésta se escapa,
porque cuando he visto que te perdía es cuando más te he necesitado,
por los cigarros a medias, por los cafés a medias, por los horizontes a medias,
porque mi ciudad es Madrid, porque mi vida está aquí,
por las calles que nos han visto y volverán a ver de la mano,
por los abrazos que quiero darte y que sólo con quererlo me aguanto y me espero,
por los versos que te doy, por la carta que te espera,
por el regalo rosa,
por la bombilla que se fundió anoche y luego he de cambiar,
por las velas que apagamos para dormir y encendimos para amar,
por la vela lila, que sólo tú puedes encender,
por la mesilla de noche, que tanto gusta de tocarte,
por el armario que guarda tu aroma impregnado en un pantalón,
por las sábanas blancas, que sólo pongo para ti,
porque aún tenemos tanto que darnos…
Clases de inglés, informática para vivir,
partidas de parchís los viernes hasta las 3,
ciudades imperiales, leyendas de color,
vestidos blancos, playas de jazmín,
Sevilla, Triana, fotos en blanco y negro,
el recuerdo de tu desnudez, que cada vez me gusta más,
besos ávidos, implacable mordedura,
porque si te miro te vuelvo a atravesar,
porque mi amor es para ti,
porque en mis ojos ves lo que quieres ver,
y lo que quieres ver es real,
y si lo vuelves a ver,
sabrás que hay algo más allá de esta triste realidad,
que ahora nos consume por dentro, y que podemos traspasar.