Este post va para ti, amigo, desconocido, alma que encuentras estas líneas, quizás sin buscarlas. Para todas aquellas personas que se paren a leer. Sean muchas, o pocas. Quiero transmitiros un sentimiento, una sensación. ¿Qué puedo hacer si algo que ha muerto, aún respira? ¿Qué puedo hacer si algo vivo, muere? Sí, estoy hablando de amor. Tal vez no me lea nadie y qué voy a saber yo si lo hace. Lo cierto es que me han entrado ganas de escribir, y este es mi blog, no puedo enviar un mail como me gustaría, no puedo dedicar algo lindo como me gustaría, porque a esa persona que hace que mis ideas salgan de mi cabeza y mis suspiros del corazón, le haría daño. Y hoy me he cansado de seguir haciéndole daño, antes prefiero lamerme yo solo esta herida de hoy. La he dejado volar, es libre, con la incertidumbre en mi alma. Como una paloma blanca, hermosa como no verán otra. Estaba bien cuidada y mimada, como no verán a otra, pero quiere ver el mundo, quiere volar un poco. A ratos me reconforto pensando que sabe volver, y que si estaba agusto, volverá a pesar de todo. Y me sonrío diciéndome a mí mismo que volverá a este, que es su hogar. Lo cierto, es que eso nadie lo sabe, ni yo, ni mi ángel de la guarda, ni mi almohada, y eso me atormenta cuando llegan la soledad y el silencio... Esté donde esté, aunque no me lea, la amaré por encima de todas las cosas. Cuídate por el viaje, paloma mía. A los que me lean, gracias.