09 junio 2006,21:27
Soneto a una piedra
No hay sangre más limpia que la de los culpables,
mas no puede haber condena para ti,
pues tu único pecado fue tentarme.
¡Qué me quiebren a mí por sucumbir!

No matarán la ingenuidad con sables
ni a la dulce inocencia podrán combatir.
¡Qué en el infierno ardan los amores cobardes!
¡Por lo prohibido y los caprichos morid!

Cuando muera, de la muerte escaparé.
Iré montado a caballo a recogerte
por última vez y desapareceré

pues es mi voluntad última verte.
Después de mis cenizas resurgiré
para ser una estúpida piedra inerte.

Como las inertes piedras de tu castillo,
las que adornan los caminos,
las que arrojas con furia al río
o las que lucen en tus dedos.
Una piedra sin vida al fin y al cabo.

 
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