13 noviembre 2007,13:52
¡Es pelirroja!
- Ha salido pelirroja.
- ¿Y eso?
- Pues que ni es rubia ni es morena.
- Ya… ya…
- Ni más tonta que las rubias, ni más lista que las morenas.
- Bueno eso ya se verá, preciosa es desde luego.
- ¿Nada más? Pero si parece un milagro de la naturaleza.
- Exageras.
- Para nada, nunca vi criatura igual, y he visto muchas eh.
- ¿No se ruborizará? Quizás nos entienda.
- ¿Y qué le vamos a decir, que es fea?
- Mentiríamos.
- Bueno, es el regalo que te ha hecho Dios, sé que la sabrás cuidar, pero te daré un consejo, eres hombre de pluma y espada, escríbele poesías cuando aprenda a leer, pero aunque hables de su belleza, hazlo sin describirla de manera tan espectacular que parezca una Diosa, al fin y al cabo es lo que es… pero que no se entere. – Se acerca para decirme algo – Es hija de Apolo.
- Vaya, ahora entiendo. Parece un querubín, con sus cabellos rojizos, rizaditos…
- De las lágrimas de muchas diosas, nacieron ríos y mares; que no mane gota de los ojos de esta niña que le impidan ver las estrellas, pues con su nacimiento, han colocado los dioses más astros en el cielo de los que habrá jamás, sólo para ella.
- Pero los niños lloran…
- Tranquilo, es pequeña y caprichosa, y sí, los niños lloran, pero tú no puedes hacerle daño, deberás hacerla sentirse bien y cuidarla.
- Será un placer para mí cuidar de tan divina creación.
- Lo sé, creo haber hecho bien.
- Vaya, gracias.
- No, no, gracias a ti, sé que estará bien contigo, y es mi deber hacer que ella esté bien.
- ¿Y contigo no estaría mejor, que también eres un Dios?
- Yo tengo a mi Psyche, después de la pelea que tuve con mi madre por estar con ella: que si no es una Diosa, que si es mortal, y lo mal que la trató para ponerla a prueba… le dio el don de la inmortalidad y no la cambio por nada.
- Ya no te soltará.
- Mejor, es una monada.
- Lo es. Yo he de irme ya, para el año que viene habrá crecido, os iré a buscar para celebrar una gran fiesta. Hasta entonces, compañero mío.
- Adiós mi señor y gracias.
- ¿Y eso?
- Pues que ni es rubia ni es morena.
- Ya… ya…
- Ni más tonta que las rubias, ni más lista que las morenas.
- Bueno eso ya se verá, preciosa es desde luego.
- ¿Nada más? Pero si parece un milagro de la naturaleza.
- Exageras.
- Para nada, nunca vi criatura igual, y he visto muchas eh.
- ¿No se ruborizará? Quizás nos entienda.
- ¿Y qué le vamos a decir, que es fea?
- Mentiríamos.
- Bueno, es el regalo que te ha hecho Dios, sé que la sabrás cuidar, pero te daré un consejo, eres hombre de pluma y espada, escríbele poesías cuando aprenda a leer, pero aunque hables de su belleza, hazlo sin describirla de manera tan espectacular que parezca una Diosa, al fin y al cabo es lo que es… pero que no se entere. – Se acerca para decirme algo – Es hija de Apolo.
- Vaya, ahora entiendo. Parece un querubín, con sus cabellos rojizos, rizaditos…
- De las lágrimas de muchas diosas, nacieron ríos y mares; que no mane gota de los ojos de esta niña que le impidan ver las estrellas, pues con su nacimiento, han colocado los dioses más astros en el cielo de los que habrá jamás, sólo para ella.
- Pero los niños lloran…
- Tranquilo, es pequeña y caprichosa, y sí, los niños lloran, pero tú no puedes hacerle daño, deberás hacerla sentirse bien y cuidarla.
- Será un placer para mí cuidar de tan divina creación.
- Lo sé, creo haber hecho bien.
- Vaya, gracias.
- No, no, gracias a ti, sé que estará bien contigo, y es mi deber hacer que ella esté bien.
- ¿Y contigo no estaría mejor, que también eres un Dios?
- Yo tengo a mi Psyche, después de la pelea que tuve con mi madre por estar con ella: que si no es una Diosa, que si es mortal, y lo mal que la trató para ponerla a prueba… le dio el don de la inmortalidad y no la cambio por nada.
- Ya no te soltará.
- Mejor, es una monada.
- Lo es. Yo he de irme ya, para el año que viene habrá crecido, os iré a buscar para celebrar una gran fiesta. Hasta entonces, compañero mío.
- Adiós mi señor y gracias.
