12 enero 2006,18:38
Historias poco normales I
Hace mucho, pero que mucho tiempo...

Sergei iba silbando por la calle la canción de verano azul, se dirigía al parque para usar algo que recién había encontrado...

- ¡Alto ahí! Está usted rodeado por la patrulla antibrujas-magos y demás subespecies. – Le gritó una voz.
- Eh... ¿Y qué he hecho yo? – Preguntó Sergei.
- ¿Qué es eso que lleva en la boca? – Preguntó la voz.
- Yo pregunté primero. – Replicó Sergei
- Vale, vale, le responderé. ¡Queda usted detenido por delito de brujería! –Afirmó con contundencia la voz.
- ¿Lo qué? – Preguntó Sergei sorprendido y de nuevo se puso a silbar.
- ¡Ahhh! ¡Brujo, brujo! – Gritó la patrulla al completo.
- Ala, ciao, me voy a jugar con mi nuevo juguete. – Dijo Sergei caminando hacia el parque.

La patrulla se quedó parada murmurando algo, entre los murmullos se podía distinguir algo que repitieron todos varias veces, algo de llamar a un experto, al experto...

Sergei llegó al parque silbando tranquilamente y sacó de su bolsillo aquel extraño objeto, que él no sabía qué era, ni si necesitaba algo para usarlo. Se puso a tirarlo sin más contra el suelo y recogerlo.

Mientras tanto, en el castillo del Rey...

- Señor, señor, hemos visto un brujo. – Le dijo el jefe de la patrulla al Rey.
- ¿Y lo habeis dejado escapar? – Preguntó el Rey.
- Es que da miedo, Señor, emite sonidos extraños con la boca y no conseguimos ni asustarlo, es aterrador.
- ¡Llamad al experto...! – Gritó el Rey.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

- Mulder al habla.
- Ohhhh, el experto.
- ¿Qué?
- Tiene usted que venir aquí enseguida, hemos visto a alguien que emite sonidos extraños con la boca, un brujo, necesitamos ayuda.

Mulder tapa el micrófono del teléfono y sugiere a sus amigos que localizen la llamada.

- Sevilla. España. – Le responde el feo de las gafas.

Mulder destapa el micrófono y le dice al capitán de la patrulla que enseguida van para allá, a continuación cuelga el teléfono.

- ¿Lo ves Scully?, ¿lo ves? Te dije que existían los extraterrestres, y tú no me creías, ahora íremos a ver uno, “so” tonta.

Scully se queda callada mirando a Mulder como diciéndole “pero qué me estás contando” y le sigue. Se montan los dos en el coche y se dirigen al aeropuerto.

- Mulder, llama al jefe y para decirle que no vamos a estar aquí.
- ¿Al calvo cabrón? Yo paso de gastarme saldo en ese.
- Bueno, lo llamaré yo.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

- Skiner al habla.
- Jefe, soy Scully, Mulder y yo nos vamos a cazar marcianitos a Sevilla. – Le dijo Scully en tono irónico.
- Ja, ja, ja. – Rió Mulder, también en tono irónico.
- ¿Me llevais? – Preguntó Skiner.

Mulder cogió el teléfono, había escuchado la pregunta y le respondió.

- No, que si vienes no le puedo meter mano a Scully (este texto está censurado, en el que está sin censurar, Mulder le dice a su jefe que si los acompaña a Sevilla él no podrá follarse a Scully)

Mulder cuelga el teléfono y lo apaga.

No muy lejos... a unos 10 metros, vamos.

- ¡Homer, mira! el tío ese se metió una vez en un capítulo nuestro, ¿te acuerdas?
- Es verdad, hijo, ¿a dónde irá?

Homer y Bart se acercaron a los agentes del FBI

- Hey tronco ¿qué pasa? ¿a dónde vais? – Preguntó Bart.
- A Sevilla, y tenemos prisa. – Respondió Mulder.
- Ostias, nosotros también vamos “pá allá” mi padre dice que allí hay una cerveza “mu” buena.
- Scully, a la de tres salimos corriendo. – Le susurró Mulder a Scully al oído.
- Vale. – Dijo Scully.
- ¡Tres!

Mulder y Scully se fueron corriendo al avión, iban en clase VIP, allí no tendrían que ver a Homer y Bart.

Señores pasajeros, en breves momentos llegaremos a Sevilla, esperamos que hayan tenido un agradable viaje.

- ¡Mira Scully, Godzilla! – Gritó Mulder.
- Te dije que no bebieras tanto en el avión, que te sienta mal. Eso es un saltamontes... aunque no sé qué hace a esta altura.
- ¡Lo ves, lo ves! No es normal.

Señores pasajeros, ya pueden desabrocharse los cinturones, estamos en Sevilla.
- Buenos y ahora ¿dónde vamos? – Preguntó Scully.
- Espera, que enciendo mi atrapa-bichos-extraterrestres y busca OVNI´s. Ya está, sígueme.
- Eso es un río, Mulder.
- Sí... sí... un río... eso es lo que nos quieren hacer creer, mira como pita el cacharro este, y me lo dio el feo de las gafas, el cerebrito.
- Mira, allí hay un parque, quizás esté allí tu extraterrestre. – Sugirió Scully.
- Bueno, vamos, aunque esto no indica que allí haya nada.

Suena la musiquita de verano azul...

- Es él, el extraterrestre. – Dice Mulder con la boca abierta.
- Mulder, eso es un humano normal que tiene una habilidad especial para emitir sonidos con la boca.
- ¡Que no, joer! Eso es un extraterrestre. Voy a llamar a la patrulla especial anti no sé qué.

¡Titiritiritiritiritiritiriiiiii!

- Aquí el capitán de la patrulla antibrujas-magos y demás subespecies.
- Soy Mulder, hemos encontrado al extraterrestre...
- ¿A quién?
- Al chico ese de los sonidos.
- ¡Ah, al brujo!
- Sí, bueno, no, al extraterrestre. Vamos a analizarlo, luego le vuelvo a llamar.

Colgó el teléfono y se dirigió al chico, que estaba tirando la peonza al suelo a la vez que silbaba la canción de Bola de Dragón.

- Eh, tú. ¿Qué haces? ¿Y qué es eso que tiras? – Le preguntó Mulder al chico.
- No hago nada, señor, y lo que tiro no sé lo qué es, me lo encontré esta mañana en el suelo. – Contestó Sergei.
- Scully, confiscamos al sujeto y a la cosa esa rara que tira. A ver si hay alguna comisaría por aquí para que no se escape el sujeto y podamos guardar la cosa esa para que no se mueva... por lo que pueda pasar.
- Taxi. – Gritó Scully a un taxi que pasaba.

Mulder y Scully con el sujeto esposado se subieron al taxi y le indicaron al chófer que les llevara a la comisaría más cercana.

- Scully, me da miedo ¿Y si ese sonido fuera una manera de llamar a sus amigos de otro planeta? ¿Y si el objeto ese extraño emite radiaciones mortales a lo largo de un tiempo?
- Va, que ya estamos al llegar, no te preocupes, mira que eres miedoso.
- Señores, hay tienen la comisaría, son 5’30 €. – Indicó el chófer.
- Vale, gracias. Scully, págale tú que no llevo suelto.

Mulder se salió corriendo del taxi con el sujeto y el objeto extraño, cuando de repente...

- Hey tronco, qué casualidad, ¿cómo tú por aquí? Y ¿qué pasa, qué ha hecho ese para que lo metas en la cárcel? – Preguntó Bart.
- No he hecho nadaaaaa. – Gritó Sergei.
- ¿No te habrán detenido por encontrar uno de éstos, verdad? – Preguntó Bart enseñando un objeto igual que el que había encontrado Sergey.
- ¡Sí! Me encontré uno igual esta mañana y aquí estoy.
- Pues como yo.
- Se acabó, vamos, los dos para dentro y dejad de hablar. – Dijo Mulder.
- Mulder, pásame los objetos esos raros para que los analice y mete a esos dos en el calabozo, si encontramos algo raro en los objetos, venimos a por ellos.
- Eso, y que llamen a sus padres extraterrestres para que se los lleven o los matamos.
- Ehhh oiga, que yo no soy extraterrestre y me estoy enterando. – Dijo Homer.
- Bueno, pues el otro sujeto.

Al día siguiente...

- Mulder, fui a analizar los objetos a un contenedor especial que hay y cuando tiré de la palanca extractora de gases contaminantes y radioactividad, abrí el contenedor y ya no estaban, sorprendente...
- ¿Ves? Te dije que los extraterrestres existían, boba.
- Bueno, vamos a la comisaría a ver a los dos sujetos.
- Sí, vamos.

Por el camino...

- Uno más uno son siete. – Se escuchó cantar a un chico.
- ¡Brujo, brujo! – Gritó el capitán de la patrulla antibrujos-magos y demás subespecies.
- ¡Sí, sí, brujo! – Repitió al unísono el resto de la patrulla.
- Mulder ¿qué pasa allí? – Preguntó Scully a su compañero.
- Más extraterrestres, ¿no lo ves? Esta ciudad debe ser una colonia de extraterrestres, una especie de nido o algo así.
- En fin... – Suspiró Scully.

Mulder y Scully por fin habían llegado a la comisaría, por alguna extraña razón la entrada estaba colapsada, llena de gente con antorchas encendidas y gritando como locos. De una tasca salió Homer borracho.

- Mira, Mulder, allí va Homer.
- Sí, y parece que ha sido abducido...
- Va borracho, Mulder, borracho. Vamos a preguntarle.

Homer no se sostenía en pie. Se le escuchaba balbucear algo así como “cruuuuu... hic... ampoooo”

- Homer ¿qué haces? – Le preguntó Scully.
- “Cruuuuampoooo” ¡Viva!
- ¿Eso qué es?
- Allí “hic”
- Mulder, esto parece un caso de venta de drogas...
- ¡Extraterrestres! Le interrumpió Mulder. Le han lavado el cerebro y atontado. Vamos al local ese, seguramente haya extraterrestres allí.

Bla, bla bla. – Pensó Scully mientras seguía a Mulder al bar.
Entraron en el bar y preguntaron por “crucampo” o algo así, el camarero inmediatamente les puso una caña sobre la barra y les indicó que eso era cruzcampo. Les gustó y se bebieron 10 ó 12 cada uno. De repente Homer entró en el local gritando: ¡Cruscapooooo! ¡Cruscapooooo para todos! Invita el de negro. En todo el bar se escuchó un grito de: ¡Viva el de negro!. Entre tanta euforia y alegría, Mulder sacó una bolsita con unos polvitos blancos mágicos, según él... El resto de la fiesta queda censurado, os lo resumo en alcohol, drogas y sexo, y sí, Mulder se tira a Scully.

A la mañana siguiente, si es que se le puede llamar mañana a las 3 de la tarde, salen Mulder y Scully de la misma cama y Homer de la bañera con un patito metido en la boca, el resto de los integrantes de la gran fiesta yacen en el suelo en estado comatoso, unos roncan, otros no, unos hablan en sueños, otros no, unos necesitan una ambulancia, otros no, unos son hombres, otros no...

- Mulder ¿No teníamos que ir a la comisaría? – Preguntó Scully.
- Mmm... y no fuimos... Es que había mucha gente y parecía peligrosa... nos fuimos con Cruzcampo y no me acuerdo de más...
- Vístete que nos vamos, los niños que enjaulamos aún están allí.
- Sí, vamos.
- ¡Yo voy también! ¡Mi hijo está allí! – Dijo Homer.
- Pues venga, vámonos. Y vosotros, los que yaceis en el sueño, fuera de aquí, cuando vuelva no quiero veros por aquí. – Dijo Scully.

Cuando llegaron a la comisaría se la encontraron quemada, la gente de las antorchas al parecer le había metido fuego por miedo a los brujos que había dentro, no quedaba nada de la comisaría, los bomberos estaban sacando a la poca gente que quedaba dentro, la mayoría de los que estaban dentro consiguieron salir antes de que el edificio ardiera. Por supuesto Bart y Sergei se habían escapado también. La patrulla antibrujas-magos y demás subespecies venía por la calle con Fran Perea esposado, querían meterlo en el calabozo, pero claro, la comisaría había ardido. Decidieron por tanto quemarlo, todos estaban de acuerdo.

- Experto, ¿y el niño? – Le preguntó el jefe de la patrulla a Mulder.
- Bueno... verá... ahora hay dos niños y se han escapado, pero no se preocupe, enseguida vamos mi compañera y yo a buscarlos.
- Bien, confiamos en usted.

A unos 100 ó 200 metros de allí...

- Corre, chico, que como nos cojan no lo contamos. – Le dijo Bart a Sergei.
- Un momento, que se me ha desatado el cordón del zapato.
- ¡Quítatelo, así no se desata más!
- Buena idea. – Asintió Sergei

Sergei cogió el cordón del zapato se lo guardó en el bolsillo y siguieron corriendo.
- Mira, ahí no nos encontrarán. – Sugirió Bart.

Bart y Sergei entraron en el vertedero (sí, sí, allí con toda la basura y porquería que tiramos todos y tal) Tras un rato inspeccionando el lugar, encontraron las cosas esas raras por allí entre unas pilas de basura. Cada uno cogió su juguete y lo guardó, pero Sergei antes de guardarlo enredó la cuerda en éste y lo tiró, el final de la cuerda se había quedado enganchado en el botón de la manga de su abrigo y aquel extraño objeto comenzó a girar. Los dos chicos se quedaron embobados mirándolo.
Sergei, contento, se puso a silbar la de Puente sobre el río Kwai, cuando de repente, escucharon unos pasos acercándose a ellos muy deprisa.

- ¡Qué mal huele aquí, cojones! – Dijo Mulder.
- Esa boca, Mulder. – Le replicó Scully.
- Allí están los brujos. – Dijo el capitán de la patrulla.
- Son extraterrestres. – Sugirió Mulder.
- Son brujos, enemigos de Dios, aliados de Satán.
- A ver chaval ¿Pares o nones?
- Pares
- Pues yo nones. 1, 2 y 3.
- Nones, son extraterrestres.
- Cachis, bueno, a por ellos.

Sergei tiró aquel objeto haciéndolo girar ante el asombro de todos.

- Al suelo, esa debe ser su arma secreta. – Gritó Mulder.
- ¡Sí! Habla con Satán a través de ella. – Dijo el capitán de la patrulla.
- No, nos va a abducir a todos y a atacar con rayos láser destructores de neuronas...
- ¡¿Qué?!
- Nada... no lo vas a entender. – Dijo Mulder.

Mulder disparó al objeto giratorio parando su trayectoria. Sergei empezó a llorar.

- Venga, venid que os esposemos, que os vamos a quemar. – Dijo el capitán de la patrulla.
- ¡No! – Gritaron los dos chicos. Dejadnos en paz, no hemos hecho nada.

Cogieron a los dos niños y a Fran Perea y los llevaron a la Plaza Real, donde solían quemar a los malos, a las brujas, a los magos y demás, allí también ahorcaban y descuartizaban. Ataron a los tres en tres estacas de madera metidas en un carro lleno de paja. Una vez colocados y listos para arder llegó el Rey entre aplausos y gritos de “viva el Rey” y tal. También se escuchaba a la gente decir: ¡Brujos, brujos! Homer se había ido hacia horas a otra tasca, llegó a la plaza gritando: ¡Crucampooooooooo! A Mulder de repente le dio por gritar: ¡Invasión! ¡Nos invaden los extraterrestres, esos son extraterrestres!
El Rey, protegido por su Corte y su guardia real se acercó hasta el carro, y uno por uno fue preguntándoles a cada uno cuál era su última voluntad.

- Conocer a Rasca y Pica. – Dijo Bart.
- No sé quiénes son, respuesta por lo tanto incorrecta, ahora en un ratico te metemos fuego. – Le contestó el Rey a Bart, que se echó a llorar.
- Pido una hora antes de que me quemen. – Dijo Sergei.
- Concedido. – Dijo el Rey.
- Yo quiero ver a Eva. – Dijo Fran.
- Imposible, la ahorcamos la semana pasada por bruja, en una hora te quemamos.

Sergei se puso a silbar el Requiem de Mozart reproduciendo incluso con silbidos el último cuarto de hora de aplausos mientras todos los demás gritaban: - ¡Brujo! ¡Brujo! Y Mulder decía: ¡Extraterrestres, extraterrestres! El Rey se acercó a Mulder y le preguntó que qué era lo que estaba diciendo, Mulder le respondió que extraterrestres, seres de otro planeta con habilidades especiales, armas interestelares y demás que intentan invadirnos.

- Son brujos, experto, brujos, seguidores de Satán. – Contestó el Rey.

Tras media hora de discusión, Mulder gritó: - ¡Bomba!

- Le digo que son brujos. – Respondió el Rey.
- ¡No, Rey! Arriba, una bom...

¡¡¡PUMMMMMMMM!!!

Al otro lado del charco...

- Señor Presidente, la bomba ha caído en otro lugar distinto al indicado.
- ¿Ha habido muchas víctimas?
- 2 agentes del FBI, 3 extraterrestres, Homer, un Rey y su Corte, una patrulla anti no sé qué, y muchedumbre.
- ¿Y dónde dice que ha caído?
- En Sevilla, España.
- ¿Y eso dónde coño está...?


- FIN -

* Para lo que da de sí una mañana en la Universidad...
 
posted by R.M Gómez | Permalink |


1 Comments:


  • At 6:14 p. m., Anonymous Anónimo

    Aupa zeru! que risas me he echado con el "cuentecillo" el titulo le viene que ni pintado ejejejej Que vacile.....(Al Perea podrías llamarle el caniche xddd) ¿te aburres mucho en las clases? Pero esta bien jarto ^^ Si esto lo has escrito en un día, en poco tiempo haces la saga entera! Me pasaré en otro momento, a ver si hay suerte y pones la 2ª parte. Agurtxos!!!!