Ya está decidido. Quemaré nuestros recuerdos, todos. Y tiraré mi alianza al mar. Te perdoné. Pero lo que estás haciendo ahora, ya no es perdonable. La gente me tiene por un ogro, como si amar fuera un delito. Y la verdad, me apena, porque algún día te darás cuenta de lo que has hecho. Quería algo mejor para ti, quería enseñarte de la vida sin pasar por el dolor, porque para eso, ya he sufrido yo bastante, para que tú no pasaras por lo que yo. Pero al final, hasta que no pierdes a las personas, no las valoras, es el precio que hay que pagar por ser humanos.
Lo siento si algo hice mal, traté de hacer las cosas lo mejor que supe y pude, hasta el último momento, que quizás sea este. No querías perderme, y quizás, dejar ver que no me perdías fue mi mayor error, pero como te dije, no supe ser duro contigo.
Ahora sí me pierdes, no sé qué nos deparará el futuro, ni el destino, pero por ahora, me voy.

¿Tenéis miedo? Es absurdo. Me conoces, no haré nada... Sólo iré a visitarte a tus sueños todas las noches que me dejen salir del infierno al que he ido voluntariamente.

Hasta que el Destino hable.