Música, las palabras se entrecortan;
negros, blancos, morenos de piel,
bebiendo hasta el amanecer:
para olvidar, para disfrutar,
para evitar enloquecer,
nada queda ya que se pueda perder.

Lágrimas en el fondo de la copa,
cigarros que se consumen como los sueños,
canciones que avivan los recuerdos,
sonrisas contra la crueldad de la vida.

No quiero besos de otros labios,
ni cubata después del último,
sólo quiero llorar por mi corazón,
que alguien me diga lo tonta que es,
escuchar de gargantas rotas que va a volver.

Por esas voces apagadas por la angustia,
por esas personas que duermen en los bancos de las calles,
por aquella rubia a falta de un cubata y un polvo,
por los amores imposibles,
y porque ella vuelva brindo yo.

Porque hay parejas en nuestra misma situación que salen adelante,
porque ni tú me has fallado ni te he fallado yo,
porque entiendas que en las imperfecciones se puede hallar la perfección,
porque se acerque a ti mi ángel de la guarda y te susurre: ve;
porque lleguen a ti las señales que el Destino me ha traído a mí,
por tantas cosas que siempre me quedo corto, pero son fáciles de resumir,
una mirada, un silencio lo diría todo,
pero ahora un muro nos separa como el de Berlín,
que sólo tu corazón y el mío en pleno apogeo de rebeldía, pueden destruír.