01 diciembre 2009,20:16
El Destino Fatal de Escarlata
No soy quien para juzgar a nadie, esa es la verdad. Por ello tampoco juzgo a Escarlata. Pese a haberla conocido y haberla sufrido, no diré yo si es mejor o peor persona, o si merece el cielo o el infierno. Pero si en algo tengo poder absoluto, es sobre mí mismo. Escarlata nació del barro, de un trozo de barro que moldeé con mis manos, con todo el cariño y la ternura que me es posible ofrecer. No tenía vida, no quise dársela hasta quitar de ella todo rasgo que pudiera parecer mundano. Quería crear una criatura que estuviera por encima del bien y del mal, alejada de esta sociedad: oportunista, interesada y zaragatera. Me esforcé hasta quedar exhausto, bien lo sabe Dios, pues la tarea era complicada. Al fin lo conseguí. Escarlata se parecía más a una divinidad que a una humana. Llegó el momento de darle vida, y no lo dudé. Me abrí el pecho, me saqué el corazón, y con un cuchillo, lo corté por la mitad, dándole una mitad a ella y guardándome la otra mitad yo para poder vivir. Así nació ella. Era dulce, como la miel, de proporciones idílicas, risueña, infantil, humilde y bondadosa. Tras crearla, busqué a un hombre que pudiera hacerla feliz. Lo encontré, es el hombre al que mencionó en sus últimos momentos. Lo habría dado todo por ella, se le iba la vida en hacerla feliz, pero Escarlata se rebeló, alejándose de mis planes. Llegó un momento en que fue incapaz de ver el esfuerzo de Rafa, cayó en las garras de esta sociedad tan corrompida como carente de sentimientos. Pero eso no fue lo peor. Ella sabía, presentía, que algo fallaba, que no era la misma. ¿Y qué hizo? Nada. Él la perdonó, no debió hacerlo, pero así fue. Y ella, jugó con él tanto tiempo como quiso. Lo mismo aparecía un día diciéndole que aún sentía algo por él, que desaparecía o se enfadaba si él le mostraba sus sentimientos. "Pero yo estoy bien así, soy feliz y eso no va a cambiar" le decía. Y él quedaba de nuevo triste, acurrucado en su soledad esperando otra respuesta.

Como creador de Escarlata, me duele haber hecho lo que hice, pero tampoco ella dejó más opción. Tal vez Rafa, fuera un desconocido para mí. Él no nació de mis manos, pero mientras ella reía y lo pasaba bien, él lloraba con el corazón en un puño, la amaba con locura a pesar de todo. Desconozco si realmente Escarlata era feliz así, al irse de mis manos, ya no podía saber qué sentía o qué dejaba de sentir, y si alguna vez le pregunté, ella jamás respondió más que con una mirada fría o de desprecio. Y así, tal como estaban las cosas, hablé seriamente con ella y se lo dije: Escarlata, esto no pasará de aquí, esta noche te quitaré la vida igual que te la di. Me duele, no creas que no, y lo he reflexionado, pero él ha sufrido ya demasiado y no se lo merece. Puesto que no tengo dominio sobre él, pondré en su camino a otra mujer, una que realmente le haga feliz, y a ti, te quitaré el corazón que llevas dentro, puesto que es mío, y yo decido al respecto.

Como era de esperar, sus últimos pensamientos fueron para Rafa, pero él ya encontró algo mejor, y su manera de ser, que bien conocía ya, no darían opción a Escarlata a nada. El tiempo y las circunstancias, dirán si la resucito o no. Quizás con otro nombre y en otro lugar. Pero lo que es ahora, no.
 
posted by R.M Gómez | Permalink |


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